Harry Braswell es el dueño y jefe de una empresa de construcción en Virginia, Estados Unidos. Durante más de 14 años, Eduardo Barahona, ha sido uno de sus empleados más trabajadores, apasionados y dedicados en sus funciones, según su relato. Eduardo, a pesar de tener 38 años y aparentar un estado de salud bastante favorable, tiene una falla en sus riñones.

“Él es muy dedicado. No bebe, no fuma. Lleva una vida bastante sana. Según lo que sé, la falla en sus riñones no ha sido provocada por el mismo. Sus órganos han fallado y necesita un trasplante”, explica Braswell.

Harry explica que en su tiempo libre, se ocupa de buscar un donador para Eduardo, padre de una niña de 10 años. A pesar de que ya está en lista de espera en el Hospital de Fairfax por más de un año, no ha habido noticias recientemente.

En la mayoría de casos de falla renal, un miembro de la familia dona uno de sus riñones al paciente. Sin embargo en este caso particular no será posible. El hermano de Barahona era la única opción viable pero fue asesinado por las pandillas en El Salvador. Lo que provoca que las alternativas para el salvadoreño estén aún más reducidas. Ahora todo lo que espera es lograr avanzar en la lista de donadores, alcanzar uno de los primeros puestos y finalmente recibir su trasplante.

“Nos han explicado en el hospital que las personas en búsqueda de trasplante de riñón esperan durante cinco a siete años aproximadamente”, comenta Braswell.
En lugar de esperar un momento tan crítico de su enfermedad, el jefe de Eduardo ha intentado buscar un donador para su empleado. Tanta ha sido su dedicación que incluso él intentó convertirse en el donador. Esto no se culminó debido a que no eran compatibles. En ese momento, Braswell y Barahona están intentando encontrar donadores sin césar. Sobre todo porque según sus conocidos “Eduardo es una persona muy noble que merece continuar vivo, sobre todo por su hija", agrega su jefe.

Artículo retomado de Wop.com